Sí, el líder Messi

Dicen que hay una palabra que no le cabe, o en la que no entra. Ya veremos. Aunque a esta altura del partido todo lo que le pueden reclamar ya lo hizo con la anticipación al pedido que sólo pueden concretar los que están predestinados. Como futbolista Lionel Messi anda y desanda los caminos de lo imposible dentro de un campo de juego, allí donde los que nunca le pegamos a la pelota con el efecto deseado juzgamos lo que ocurre con la contundencia de los sabios y elegidos. Pero donde muchos de los que conocen algo por haber ejercitado los saberes en el rectángulo verde, también juzgan y pontifican sin nunca haber cargado con esa mochila grandiosa pero imposible de llevar, sin esa fuerza invisible, suficiente e indispensable que él posee.

Es interesante ver y escuchar a muchos desmenuzar todo lo que tiene que ver con Messi, porque mira como distante dentro del campo mientras los demás supuestamente dejan el alma. Porque no se enoja ni hace gestos de rebeldía ante la supuesta adversidad. Porque no necesita buscarse enemigos para que su ira se transforme en magia futbolera. Porque no es complaciente para ganar amigos y entiende como nadie que no se puede jugar solo y que la victoria no tiene un solo padre. images A veces parece que por esta tierras, aunque no lo digan, muchos que “tienen” a Messi serían muy felices si “tuvieran” a Cristiano Ronaldo. Un futbolista eximio, un elegido, un crack de verdad, quien es exuberante, soberbio jugando y actuando, un virtuoso que hace de eso una exagerada exhibición en continuado. Parece que calza mejor a la horma de mucho argentino futbolero medio, Cristiano. Más que Messi pienso, quien es demasiado pasivo. Hace lo que no hace nadie, es verdad, pero no lo hace en una vidriera. Construye jugadas y goles nunca vistos, o plagia algunos que se creía que nunca más los haría un humano, pero no los magnifica con actitudes de divo. Gana todo y en la foto de los triunfadores cuesta encontrarlo en los primeros planos. ¿Porqué este muchacho se disfraza de Wally para que cueste descubrirlo entre tantos, cuando no es uno más? ¡Cuando en realidad es el gran responsable de que tantos disfruten tanto! Y el pibe se esconde, casi. ¡Por favor!

El sábado 13 de junio, con el debut argentino en la Copa América, se inicia otro capítulo no futbolero, sino de especulación sobre si Messi es el más grande o no. Porque le falta un Mundial o una Copa América. O si gana ésta logrará un título que nunca alcanzó Maradona. O esto. O aquello. Nada más y nada menos que una nueva mesa servida para el canibalismo futbolero. Autóctono ¡eh! Bien argentino, ya que en ningún otro lugar del mundo se pondría sobre el tapete, seriamente en discusión, sobre qué lugar ocupa Messi en la historia del fútbol ya, y por supuesto mirando hacia atrás (el fútbol es tan grandioso que impide Volver al Futuro, ¿no Zemeckis?).

En realidad fastidia, pero no interesa esa discusión sobre qué le falta a Messi para ser lo que ya es, en realidad, o lo que será hasta que aparezca otro elegido. Enroscarse en eso impide disfrutar de algo extraordinario que da la vida y es ser contemporáneo de alguien que juegue así. Como uno disfrutó haberlo sido del final de Pelé, pero de todo lo de Cruyff y de Maradona (cronológicamente), o en el básquet de Jordan, o en el atletismo de Carl Lewis y de Bolt.

Pero el tema es el fútbol y es Messi. Y aún entendiendo las discusiones que propone este deporte y que nunca van a zanjarse, no vamos a comprender jamás que se discuta a Messi, que es otra cosa. Discutir de…discutir a… suena igual, pero nos parece que no lo es intrínsecamente. Lionel Messi nos permite entender el juego y al ídolo desde otro lugar. Sin histerias, por ejemplo, pero también desde la limpieza de los procedimientos para jugar. Gratifica que no se caiga ante el mínimo roce, que busque hasta el final la pelota y la jugada y no la ventaja, que se adapte a lo que el equipo necesita (la Selección en el Mundial de Brasil después de la primera fase) y no reclame lo contrario aunque eso le juegue en contra ante los analistas y los hinchas. Me sigue sorprendiendo que siempre haga las mismas jugadas y la hipnosis que le practica a sus rivales les impida neutralizarlas.

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Me encanta que Messi juegue para Argentina y sea argentino. Y que sea el líder del equipo. ¡Ah, esa palabra! Esa, la que supuestamente no le cabe o en la que no entra. Según el diccionario de la RAE en su primera acepción líder es la Persona a la que un grupo sigue, reconociéndola como jefe u orientadora. ¿Alguien puede dudar a quién siguen los jugadores de la Selección, como los del Barcelona? Siguen al que los puede llevar a destino. Messi no necesita ser Leónidas para defender Termópilas. Messi necesita ser el que es para que sus rivales le teman y sus compañeros se agranden. Eso es ser líder, especialmente.

Tener al mejor permite estar más cerca de la victoria, del festejo, de los aplausos y el reconocimiento. Pero tener a Messi, además, nos aproxima al orgullo y a merecer el respeto de los demás. No es poco, ¿no?